miércoles, 2 de noviembre de 2011

350 - Los difuntos y Don Juan Tenorio





Estamos ante un clima que se está ganado el apodo “climatoloco”.
Con un tiempo más propio de mediados de primavera que del otoño, presente pero escondido en algún lugar.
Esto nos coloca ante el dilema, profundo dilema, de sacar o no la ropa de invierno del armario-almacén.
Al menos aquí, en la parte sureste de Catalunya, hace un tiempo que ni refresca ni hace calor.
Bueno, he empezado con cuestiones climatológicas como podía haber empezado con un artículo necrófago que se come los cadáveres políticos en señalado día de los difuntos.
El Día de todos los Santos, seguido por el Día de los Difuntos, tiene una característica común en todo el país: es, en realidad, el Día de Don Juan Tenorio. No hay dos sin tres sin que aparezca este famoso personaje de José Zorrilla en cualquier escenario.
La costumbre que tiene la gente, la de enfilar la proa hacia el cementerio, resulta un poco mareante.
Mareante porque el olor de las flores producen efectos drogantes. Mareante porque subir y bajar escaleras para limpiar un nicho del quinto piso, a algunos, les producen subidas de tensiones cuando no es el vértigo de la subida de escalones.
Hay tantos nichos con tantas fotos de difuntos y difuntas, fotos con caras de muertos que efectivamente están muertos. Producen un no sé qué espeluznante. Sobre todo por el típico color.
Es el día en que los gitanos obtienen un buen beneficio, bien llegado en tiempos de crisis, que no son perseguidos como los manteros.
Numerosos puntos de ventas de flores para los difuntos, que ni verán la belleza de su color ni olerán su perfume, se sitúan alrededor de los cementerios y hasta en la entrada de las ciudades. Casi todos regidos por gitanos, mejor dicho gitanas porque al hombre gitano… ni se le ve.
A lo mejor están haciendo buena la frase de Durán i Lleida: “Todos están en el bar y encima cobrando”.
Flores ya muertas, las que siguen en los respectivos floreros, que son cambiadas por vivaces begonias, calas, claveles, lirios, rosas, etc., todo depende del poder adquisitivo del que las compra, pueblan las avenidas, calles, callejuelas y plazas de las ciudades de los muertos sin otro fin que hacer más llamativo el entorno.
Que por lo demás es bastante tétrico.
Recordar a los muertos no es ninguna alegría, todo lo contrario que las flores. Estas alegran la vista y el olfato, la de los difuntos desenfoca la vista inundándola con lágrimas.
Tal como representa la actuación de Don Juan: su alegría de amar a lindas flores, laicas y religiosas, sumado a su costumbre de bajar a cabañas, subir a palacios, escalar claustros… en los que ninguna moza se resiste, desflorándolas a todas aunque corra por Sevilla poco gusto y mucho mosto, nos hace ver la sinrazón de tal día.
Para acabar llorando a los muertos, hasta su propio entierro presencia, viendo como el palacio se ha convertido en panteón.
Imagino que Don Juan murió de cáncer de próstata, ¡como la hizo funcionar a todo gas!, en aquellos tiempos no se sabía.
Así y todo, los médicos no podrían afirmar que el cáncer lo produjo el tabaco, como ahora que dicen siempre en sus diagnósticos, entonces no se fumaba como ahora y eso avala la petición para que quiten esos anuncios tan macabros de las cajetillas de tabaco.
Como ese anuncio que dice “Fumar puede reducir el flujo sanguíneo y provoca impotencia”… como a mí, ¡tengo seis hijos y sigo fumando!
Menuda mentira.
En fin. La vida sigue, yo también… y fumando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

NO ES TOLEREN INSULTS PERSONALS NI PARAULES MALSONANTS. GRÀCIES
----
NO SE TOLERAN INSULTOS NI PALABRAS MALSONANTES QUE OFENDAN
GRACIAS

Conmueve video de cómo niño le canta a su madre sordomuda

NOTICIAS DE AMOR El amor se manifiesta de muchas maneras y aunque las personas no puedan escuchar los gritos de amor, sí pueden ver la...