domingo, 8 de septiembre de 2013

016 - El Caso de la A.S. Bilbao



Hoy hablaremos de los problemas actuales de las asociaciones de sordos, empezaremos por la Asociación de Sordos de Bilbao.
Como sabéis, un grupo de sordos  vascos vinieron por Fuengirola de visita, se quedaron unas horas en mi casa y hablamos de muchas cosas.
Pero tranquilos, no voy a exponer lo que hablamos, concretamente, porque son cosas privadas que me cuentan y además me pidieron no contarlas a mi vez.
Sin embargo, doy mi opinión sobre el tema. Es una opinión libre, sin ánimo de ofender a nadie y sin ánimo de favorecer a nadie.
En primer lugar, lo que me contaron los sordos vascos sobre el problema de la Asociación de Sordos de Bilbao es fuerte. Fue una decisión de un grupo de trabajadores sordos de la propia asociación que se quedaron sin cobrar un tiempo y eso fue el principio de los problemas de la entidad bilbaína.
No voy a contar lo que pasó en Bilbao pero sí voy a opinar sobre el tema.
Ya os expliqué, tiempo atrás, que las asociaciones no pueden introducir trabajadores con contrato, sea éste el que fuere, porque las asociaciones no son empresas, nunca lo pueden ser, nunca.
Las asociaciones viven gracias al esfuerzo económico de sus socios, que la mantienen con las cuotas mensuales o anuales. Las subvenciones son ingresos puntuales, no fijos, que otorgan las administraciones públicas (Ayuntamiento, Comunidad, Estado) y por lógica no pueden estar destinadas a pagar los sueldos de los trabajadores que contratan las asociaciones fuera de toda lógica.
Si lo hacen son totalmente responsables de ello, por cuanto existen contratos firmes con trabajadores a los que hay que mantener.
Por eso, la Asociación de Sordos de Bilbao llegó a un momento en que no podía hacer frente a los pagos de esos sueldos, cuya deuda fue aumentando progresivamente y al no haber acuerdo entre la Junta y los trabajadores, estos denunciaron a la Asociación en los tribunales.
Como resultado los tribunales embargaron el local de la asociación para, mediante subasta, abonar las deudas pendientes.
Ese es el mayor problema al que se enfrentan las asociaciones de sordos que tienen trabajadores contratados.
No es solo el sueldo que tienen que pagar, sino otras obligaciones contraídas por ello, como son los impuestos, las cuotas de la Seguridad Social, obligatorias cuando se tienen trabajadores contratados y demás gastos derivados de esa contratación.
Eso es imposible de asumir por una asociación y aunque al principio vaya bien, con el tiempo se darán cuenta de que es un tremendo error esa política de contratar trabajadores.
Por tanto, mi opinión es que las asociaciones se abstengan de contratar trabajadores y se atengan sencillamente a lo estipulado en sus estatutos. Sí evitaremos problemas en el futuro.
Así y todo, no es intención de InfoSord abrir viejas heridas, como determinada persona nos lo indicó en su momento, sino avisar de nuevo sobre la problemática de utilizar las asociaciones como empresas sin disponer de ingresos fijos que permitan mantener una política económica duradera y fuerte.
Por último, aclarar que los sordos vascos que visitaron Fuengirola, en ningún momento mencionaron nombres de personas inmersas en el problema, sólo mencionaron sus casos personales, por lo que InfoSord se extraña de que otra persona se haya dirigido por e-mail exponiendo temas que no estaban ni están en la función de InfoSord de exponerlos públicamente.
Si alguna persona o entidad quiere exponer cualquier hecho que afecte a las asociaciones, InfoSord puede publicarlos en su nombre, aunque esos hechos no hayan sido contrastados porque, por Ley, InfoSord está obligado a dar publicidad a las peticiones que desee cualquiera y que no atenten contra la intimidad ni falten a la verdad ni ofendan personalmente.

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